Blanca Plana, obtiene el premio delConcurso de Relatos Cortos Ponte en mi piel

Blanca Plana, alumna de 3º de ESO de Novaschool Añoreta, colegio privado bilingüe en Rincón de la Victoria, obtiene el premio del Concurso de Relatos Cortos Ponte en mi piel.

El pasado sábado 18 de marzo tuvo lugar en la Asociación de Síndrome de Down de Málaga, la entrega de premios del I Concurso de Relatos Cortos Ponte en mi piel. En su primera edición, nuestra alumna de 3º de ESO Blanca Plana ha obtenido el premio del concurso con su relato El día que fui Síndrome de Down.

Este concurso lo organiza organiza la Asociación Síndrome de Down de Málaga con motivo de la celebración del Día Mundial del Síndrome de Down, el 21 de marzo.

Blanca Plana González, alumna de 3ºEso-A única ganadora de la categoría juvenil (13 a 18 años).

Relato »El día que fui Síndrome de Down»

¿Por qué la gente no sabe sobre mí?
Mi alarma suena a las ocho de la mañana y yo me despierto. Va a ser un día normal, o al menos yo quiero que sea así. Pero sé que no va a ser así. Todos los días son normales, menos hoy. Hoy todos me mirarán, nadie querrá hablarme y yo no podré hablar con nadie. Hoy es el día en el que tengo Síndrome de Down.

A diferencia de todos los días, mi madre me tiene que ayudar a cambiarme y a tomarme el desayuno. ¿Por qué no puedo hacerlo yo sola? Intento untar la mantequilla por mi cuenta, pero no puedo. ¡Qué rabia! Me empiezo a enfadar, aunque mi madre me calma.

– Shhhh, tranquila. ¿Ves? Ya está – dice mientras unta la mantequilla. Cuánta paciencia debe tener.

Cuando terminamos de prepararnos, me mete en el coche para dirigirnos al colegio. No quiero ir. Sé que voy a llamar la atención, aunque no sea mi intención. Sin embargo, ya llegamos. Ahí me espera Marta, una chica muy amable y guapa que me va a ayudar durante el día. ¡Como una profe para mí sola! Me acompañará a todas las aulas y me ayudará con mis tareas. Extiendo mi brazo para saludarla y me ve.

– ¡Hola, Laura! – exclama – ¿Preparada para hoy? – su pelo es muy largo, y creo que es multicolor: una parte es rosa, otra azul y otra marrón.

Quiero tocarlo, ¡está muy suave! – ¿Te gustan los colores? Venga, ¡vamos a clase! – Le dice algo a mi madre, pero no me entero de lo que es.

Ahora, es verdad que esperaba que en el colegio me miraran todos, pero es que esto fue peor de lo que esperaba. Imagínate que tú estás en clase y tú y tus compañeros veis entrar a un animal súper exótico, como un pavo real; claramente, todo el mundo le mira. Pues ese animal soy yo. No soy capaz de contar cuántos alumnos hay en esa aula, pero sé que todos me están mirando.

– Chicos, – dice Marta – hoy tenemos en clase a una alumna que tiene Síndrome de Down, y quiero que todos le tratéis con respeto, ¿entendido?

Silencio.

No sé si estaban callados porque no tenían palabras o si estaban tan concentrados en mí que ni siquiera han escuchado a Marta. ¿Tan rara soy?

Luego Marta indica que me siente en primera fila, junto a un chico rubio con gafas. ¡Su pelo parece que brilla! Me acerco a tocarlo pero el se aparta, y de repente escucho murmullos en el fondo de la clase. ¿Será así cada vez que haga algo? De verdad, ¡perdón por hacer esas cosas! Yo no quiero molestar a nadie. Marta agarra una silla y se sienta al otro lado.

– Lo siento, Lucas, ya sabes que no lo hace queriendo – le explica al chico. – Laura, vamos a intentar no tocarle el pelo a la gente si no quiere, ¿vale? Mira, mi pelo sí lo puedes tocar.

Lo entiendo. Bueno, pero es que el pelo de Lucas parece de oro. A lo mejor quiere que lo acaricie. Vuelvo a acercarme cuando el chico se levanta, y toda la clase vuelve a susurrar. ¿De verdad lo entiendo? Entonces, ¿por qué sigo haciéndolo?

– ¡Profesora, no quiero que me toque! – grita el chico.

– Perdón Lucas, pero tienes que entender que a lo mejor no piensa que a ti te pueda molestar – Marta le cuenta

¿Lucas es el que tiene que entenderlo? No, soy yo la que lo tiene que entender. ¿O es Lucas? No. Definitivamente, soy yo.
No soy yo, es el mundo.

Claro. ¿Por qué me han mirado todos al entrar al aula? ¿Por qué murmuraban cada vez que hacia algo? Porque para ellos, yo soy diferente, no saben cómo soy. Y, ¿por qué no lo saben? ¿No aprenden sobre el Síndrome de Down? ¿Quién les tiene que decir cómo me siento realmente? ¿Marta? ¿Mi madre?

Yo. Soy yo la que lo tiene que decir.

No soy capaz de expresar como me siento realmente. Mañana despertaré y todo será normal, pero yo no habré podido revelar cómo me he sentido hoy. La gente seguirá sabiendo lo que todo el mundo conoce: somos diferentes, nos cuesta comunicarnos… Pero nadie podrá saber cómo nos sentimos ciertamente, lo que pensamos y lo que queremos decir.

¿Llegará el día en el que pueda expresar cómo me siento?

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Categoría Juvenil

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